domingo, octubre 11, 2009

Oswald Spengler (1880-1936*)

“La obra de Spengler fue grande y buena. Cayó como una lluvia de tormenta, quebrá ramas podridas, pero fructifico una tierra ansiosa y fecunda”.
Alfred Rosemberg

Una de las personalidades más fascinantes del siglo XX, acentuada sensiblemente quizá por el ostracismo ya que ha sido relegada por los oscurantistas victoriosos en mayo de 1945, es la del filósofo alemán OSWALD SPENGLER, quien naciera en Blackeburgo-am-Harz en 1880 y cuyas teorías y pensamiento lograron sus más altas cotas de predicamento en la década de los año “20”.
Pese al gigantesco aporte no sólo al estudio sistemático de la historia, sino también a la Sociología, es hoy ignorado por toda cátedra de Filosofía, por no mencionar siquiera ya las ciencias sociológicas, que en un esfuerzo monumental a regañadientes a un VILFREDO PARETO o un MOSCA, sin los cuales por otra parte, debería recluirse en la monótona subjetividad de la perezosa escuela marxista. Lo innovador de su concepción, su rechazo de toda forma de “progresismo” y/materialismo e igualitarismo, las imputaciones de “reaccionarismo” (pese a ser hijo de un minero) que han pesado sobre SPENGLER, y su carácter orgulloso y paradójicamente aristocrático, son acaso, a la vez que sus características principales, las causas por las que el mundo moderno, la hiposociedad, la subsociedad, la sociedad de la consunción , lo ha anatematizado, expulsándolo del Parnaso filosófico. Cuando a fines de la primera conflagración mundial de 1914 a 1918 escribió su obra cumbre LA DECADENCIA DE OCCIDENTE, el mundo asistía ya al auge de la interpretación progresista de la historia. Es así que el progresismo la teoría del desarrollo lineal de la historia y la cultura mediante un interminable proceso evolutivo que conducirá a la humanidad desde un primer estado de barbarie y primitivez hasta alturas inimaginables de bienestar, paz, y progreso. Todo pasado era abominable y prometedor. Esta interpretación progresista es absolutamente absurda y materialista, que solo atiende a un hipotético desarrollo del hombre desligado de toda concepción espiritual, no admite más que la existencia de una única cultura, con una única evolución.
Por el contrario, sostiene SPENGLER en la Decadencia de Occidente, demostrándolo con un minucioso sistema analógico, que toda cultura sigue un proceso orgánico, y, en consecuencia, afirma la pluralidad de las culturas. Toda cultura es equiparable a un cuerpo vivo, a un organismo vital que nace, vive y muere siguiendo unas leyes biológicas prefijadas de antemano. Toda cultura, tras su nacimiento, pasa por estadios de esplendor primero y de decadencia después, para llegar, por fin, a la muerte, que si es irrevocable, nunca es total pues su patrimonio, la Tradición, se reproduce en ciclos históricos. La concepción cíclica de las culturas es una constante del pensamiento tradicional; aparece – dice SPENGLER – en una u otra forma en místicos como JOACHIN DE FIORE y en filósofos como JUAN BAUTISTA VICO, y se asocia, también SPENGLER, en la idea del devenir constante (el “todo fluye”) del aristocrático y esotérico HERÁCLITO, que vivía en Éfeso durante la dominación persa de DARÍO.

Asimismo, F. NIETZSCHE, al enseñar de la “doble eternidad” DEL TIEMPLO, había de influir en SPENGLER en forma destacada.
Para el pensador alemán, todas las culturas conservan una estructura idéntica, pese a las diferencias de localización y de época. A TRAVÉS del disciplinado estudio efectuado por él con un sentido morfológico de la historia, del pathos de las anteriores culturas, nacidas de manera ignorada y misteriosa, conquistadoras de las mayores cenits y enfermadas, al cumplir su propio ciclo, para desaparecer en el devenir histórico, creía poder adivinar el mismo destino de Occidente.
El posteriores ensayos doctrinal-político, tales como “Prusianismo y Socialismo (1919, 90 años), ¿Pesimismo? (1921), Reedificación del Reich alemán (1924) y “Años decisivos” (1933), SPENGLER desarrolló estos temas y abordó en forma particular el estudio de los factores de la decadencia política de la época moderna, así como el de la construcción de una nueva sociedad. En el primero de ellos se pronunciaba ya por la verticalidad y la jerarquía frente a la democracia liberal, por una victoria, del deseo y voluntad de poder y no del triunfo del dinero”.
“Años decisivos” es el análisis exhaustivo de las ideologías que, a partir de la Revolución Francesa 1789-1814, han conducido al caos del mundo moderno. El racionalismo: “Orgullo del espíritu urbano desarraigado, no guiado ya por ningún instinto fuerte, que mira de alto abajo, con desprecio, al pensamiento pletórico de sangre del pasado y a la sabiduría de las viejas razas campesinas. Su subproducto inseparable el liberalismo: “El principio plebeyo de la igualdad, esto es, la sustitución de la odiada calidad por la cantidad y de la capacidad envidiada, por el NÚMERO”. La utopía democrática: “un pueblo no puede gobernarse a sí mismo, como tampoco puede mandarse un ejercito a sí mismo”.
La identidad entre marxismo y capitalismo: “El capitalismo y socialismo tienen los mismos años, son íntimamente afines, han surgido de la misma manera de ver las cosas. Se hallan tarados de las mismas tendencias”.
La destrucción de la cultura y no la rendición del pueblo como finalidad del marxismo: “El ideal de lucha de clases es la famosa SUBVERSIÓN; no es la construcción de algo nuevo, sino la destrucción de lo existente. Es un fin sin porvenir. Es la voluntad de nada. Los programas utópicos no tienen más razón de ser que el soborno de las masas. Nada aglutina más ni mejor que el ODIO”.
Para SPENGLER “esta revolución no tiene en su trasfondo nada que ver con la economía. Es un largo período de descomposición de la vida total de toda una cultura”. Incluso “la abundancia de hijos, señal primer de un raza sana, se hace molesta y ridícula”. Advierte SPENGLER, que el marxismo une la lucha de razas a la lucha de clases, mientras Occidente se agota, los pueblos fronterizos, atizados or el comunismo internacional, se disponen al asalto final de la civilización.
AL CREER PODER ANALIZAR EL FUTURO EN PRETÉRIDOS OCASOS, fue tachado de fatalista; sus predicciones valen, sin embargo, en nuestro mundo, tanto para la caótica situación general, como para las situaciones particulares que se interrelacionan e insertan en ella. Tan válido es hoy como ayer su pensamiento de que, cuando la una civilización peligra, es siempre un pelotón de soldados el que la salva. Pero SPENGLER nos dice: “HEMOS NACIDO EN ESTE TIEMPO Y HEMOS DE RECORRER VIOLENTAMENTE EL CAMINO HASTA EL FINAL”. Y así pese a los siglos, debemos volver a cumplir el deber, permanecer en nuestro puesto “COMO AQUEL SOLDADO ROMANO CUYPO ESQUELETO SE HA ENCONTRADO DELANTE DE UNA PUERTA EN POMPEYA, Y QUE MURIÓ PORQUE AL ESTALLAR EL VESUBI OLVIDÁRONSE DE LICENCIARLO. ESO ES GRANDEZA; ESO ES TENER RAZA, ESE HONROSO FINAL ES LO ÚNICO QUE NO SE LE PUEDE QUITAR AL HOMBRE”.

*LOS AÑOS DECISIVOS*

En 1922 SPENGLER publicó su obra Prusianismo y Socialismo y, en 1937, Años decisivos; entre ambas fechas el mundo occidental había experimentado tremendas convulsiones: la crisis económica mundial iniciada el “martes negro” de Wall Street, el acceso de Hitler al poder, la quiebra aparente de las democracias liberales, y se anunciaba ya, menos para los ciegos y los sordos, el fulgurar y el estruendo de la más mortífera guerra de la Historia. Forzosamente los ensayos de SPENGLER se vieron influidos por tan importantes acontecimientos; su importancia mayor procede de que se incorporaron, como breviarios de fundamento científico aparente, a una literatura que acentuaba ansias de dominio y destrucción bajo acordes wagnerianos.
Prusianismo o socialismo parecían ser, en 1922, términos de un dilema para Alemania. SPENGLER preconiza su fusión, ya que ambos son muestra del destino de la cultura fáustica y no de la democracia representaba por la república de Weimar. La sangre, esto es, la raza, es el único factor decisivo en la Historia y la raza humana prusiana posee capacidad para fundir los dos términos del dilema. Como mucha gente de su época, SPENGLER se preguntaba qué iba a suceder. De inmediato creía en la restauración en Alemania – UN SENTIMIENTO por otra parte tan general que llevaría al curioso contrasentido de la presidencia de HINDENBURG, monárquico convencido al frente una república (¿?) – y en un declinar de la democracia, que eran productos de la anarquía francesa y de la piratería británica. A más largo plazo esperaba la unificación de Europa bajo el signo de Alemania restaurada.
Los pueblos europeos pertenecen a una cultura moribunda y deben prepararse, en estos AÑOS DECISIVOS, a afrontar su destino. De ellos depende el que la última etapa pueda cubrirse con gloria o acelerarse el término,, pues ya, fuera de sus fronteras, se mueven los nuevos bárbaros, RUSIA – no la Rusia soviética, pues SPENGLER creía que el comunismo, producto de la importación, desaparecería como los barnices europeísticas de PEDRO EL GRANDE – y los pueblos de color. SPENGLER pensaba que Rusia, vuelta al espíritu campesino, rural, de las estepas que anunciara DOSTOIEVSKI, sería el comienzo de UNA NUEVA CULTURA A SUSTITUIR A LA FÁUSTICA. Rememorando a TOLSTOI, llegaba en ocasiones a referirse a un TERCER CRISTIANISMO.


Presentamos dos obras, de eminentes historiadores, como WILHELM BAUER y HENRI-IRENÉE MARROU, para demostrar que los principios de SPENGLER no eran aceptados y rechazados por el mundo filosófico y científico. Se trata de “Introducción al estudio de la historia” y “El conocimiento histórico”. También deben citarse como adversarios ideológicos a pensadores de la talla de JOSÉ ORTEGA Y GASSET, HENRI BERGSON y KARL JSPERS.

AHORA BIEN, OSWALD SPENGLER (1880-1936) es el más destacado filósofo de la cultura en esta dirección vitalista. Imitando a su mentor NIETZSCHE, vivió solitario, aislado en su aristocrática soledad y despreciando a la plebe. Su obra fundamental, que obtuvo extraordinaria resonancia sobre todo en la Alemania vencida y decaído es DER UNTERGANG DES ABENDLANTES, UMRISSE EINER MORPHOLOGIE DER WELTGESCHICHTE , 2 VOLS., Munich, 1918-1922, con numerosas ediciones y traducciones. La decadencia de Occidente. Bosquejo de una morfología de la Historia Universal, traducción MANUEL GARCÍA MORENTE; otros, EL HOMBRE Y LA TECNICA; AÑOS DECISIVOS y HERÁCLITO.



*DECADENCIA DE OCCIDENTE*

La doctrina spengleriana se condesa en esta su célebre obra, tan leída en el mundo en los decenios entre las dos guerras mundiales. En ella pretende dar una explicación filosófica de la historia universal, porque SPENGLER tiene horror a teorías y sistemas y desprecia la filosofía profesoral. La obra, en efecto, nada tiene de discurso sistemático; presenta un laberinto complicadísimo de concepciones históricas y culturales en una abigarrada acumulación de datos históricos, de arte, de religión, de política de todas las épocas y países del mundo, en el más extraño desorden. La inflación y barroquismo culturalistas anegan el seno de su pensamiento, que es oscuro y difícil de extraer.
La filosofía de este libro la debo a la filosofía de GOETHE, tan desconocida, y en mucho menor cuantía, a la filosofía de NIETZSCHE…En las siguientes palabras no quisiera ver cambiada ni una tilde: “La Divinidad es activa en lo viviente, no en lo muerte; está en lo que deviene y se transforma, no en lo ya producido y petrificado. Por eso la razón, en su tendencia a lo divino, se aplica a lo que vive; el entendimiento se aplica a lo producido, petrificado para utilizarlo. En estas palabras se encierra toda filosofía.
Estas últimas palabras de su obra, que suelen citarse, condensan bien el fondo de su pensamiento metafísico, un naturalismo biologista de corte nietzscheano, en el que la vida, expresada en la sangre, es el principio cósmico inmanente al mundo que dirige, como voluntad de poder, todos los procesos de las culturas y el vivir del hombre en sus eternos retornos cíclicos.
Cfr. TEOFILO URDANOZ, O. P. , Historia de la Filosofía, VI, segunda edición, B. A. C. , Madrid, 1988, págs. 159 a 161, Vitalismo cultural historicista.

Socialismo y Jesuitismo
El socialismo moderno quiere crear la forma laica del jesuitismo: cada individuo convertido en instrumento incondicional. Pero el fin, el para qué, todavía no se lo ha descubierto.
F. NIETZSCHE, O. C. Vol. IX, p. 28. Edición Aguilar.

Ejemplo maravilloso
En Nüremberg de la época de DURERO, el hombre sencillo se gozaba sin envida en la magnificencia de las clases superiores. Algo del esplendor de su ciudad patria recaía sobre él, y consideraba que su manera de vivir dependía de ese esplendor, y que otro estilo de vida no habría de serle grata.
SPENGLER, O. Años decisivos, pág. 93.

El fin de un ciclo
Una república moderna no es más que la ruina de una monarquía que se ha desahuciado a sí misma.
SPENGLER, O. Años decisivos, pág. 41.

Para los jóvenes que luchan por IDEAS VIEJAS

El “capitalismo” y el “socialismo” tienen los mismos años, son íntimamente afines, han surgido de la misma manera de ver las cosas y se hallan tarados con las mismas tendencias. El socialismo no es más que el capitalismo de la clase inferior.
SPENGLER, O. Años decisivos, pág. 122.

Por último, UN TEXTO VENERABLE

También el marxismo es una religión, no en la intención de su promotor, pero sí en lo que el séquito revolucionario ha hecho de él. Tiene sus santos, sus apósteles, sus mártires, sus padres de la Iglesia, su biblia, su misión; tiene dogmas, inquisición, una ortodoxia, una escolástica, y sobre todo una moral peculiar, o más bien dos, como cualquier iglesia. Y el hecho de que su doctrina sea enteramente materialista, ¿qué diferencia supone? ¿Acaso lo son menos los sacerdotes que intervienen como agitadores en las cuestiones económicas? ¿Qué son los sindicatos cristianos? BOLCHEVISMO CRISTIANO Y NO OTRA COSA.

SPENGLER, O. Años decisivos, 1933, pág. 113.


Editó Gabriel Pautasso
gabrielsppautasso@yahoo.com.ar
DIARIO PAMPERO Cordubensis nº 312


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1 comentario:

Manuel David Mora Hervás dijo...

Fantástico trabajo sobre Oswald Spengler. Felicidades.

www.lamaldiciondespengler.blogspot.com