sábado, abril 11, 2009

San Martín ante la subversión marxista

“El camino más seguro para llegar a la cabeza es empezar por el corazón.” - General San Martín.

Por Adolfo Muschietti Molina


Se esta celebrando en este año (1978), por tanto motivos memorable para los argentinos el bicentenario del natalicio de nuestro Libertador, el General D. JOSÉ DE SAN MARTÍN. Por muy especiales circunstancias que lo rodean, un fasto tan revelante de por sí, reviste de una importancia todavía mayor, dados el significado y la carga afectiva que adquieren el prócer y sus enseñanzas ante las vicisitudes que nos toca vivir.
No es exagerado decir que este segundo centenario, que debía ser simplemente evocativo, nos encuentren tensos y alertados frente a las amenazas internas y externas, viviendo situaciones que nos hacen buscar en el Padre de las Patria ejemplos a seguir. Ante una agresión exterior de corte clásico y convencional, nos bastará con imitar su entrega total al extremo de ofrecerse a combatir al agresor extranjero cuando ya era septuagenario con los mismos bríos de cuando era cadete…
Pero, ante las formas más veladas de agresión, ante las situaciones de guerra no convencional que nos han planteado la SUBVERSIÓN MARXISTA INTERNACIONAL y el terrorismo a su servicio, también podemos hallar en el invalorable legado sanmartiniano nada menos que la “caracterización” del enemigo, su “modus operandi” y la “apreciación de situaciones” similares a las que debemos afrontar hoy sus herederos.
En un ulterior trabajo sobre textos pertenecientes al Gran Capitán, de documentará su acendrada vocación por el orden – inculcado desde pequeño en un hogar castrense y en el servicio de armas a partir de sus 11 años de edad – así como su consecuente aversión profunda por cuanto signifique desorden, insubordinación, intrigas políticas, agitaciones sociales, injurias a la Religión, la Patria y el Honor de las personas, a todo lo que – en suma – se define como SUBVERSIÓN. (VÉASE: “San Martín y el orden político-militar” por ADOLFO M. MUSCHIETTI MOLINA, p. 46-54 de la revista Manual de Informaciones, vol. XX, noviembre – diciembre de 1978).
Por increíble que parezca, luego de años de intensa lucha contra el terrorismo, hay quienes todavía ignoran que el Gral. D. JOSÉ DE SAN MARTÍN fue testigo presencial y agudo observador de la primera aparición de la subversión marxista con alcances internacionales. En efecto, el veterano guerrero de tres continentes (África, Europa y América) vio turbado su apacible retiro parisino por la ola de revoluciones que desataron en casi toda Europa con su “Manifiesto Comunista” en ristre, Carlos Marx y Federico Engels.
Con activa movilización de sus secuaces, fueron provocando grandes disturbios en casi todos los pequeños estados monárquicos que luego se unificarían en las actuales Alemania e Italia, prosiguieron sus desmanes en el imperio austro-húngaro, fracasaron en su intentona londinense, pero lograron imponer el terror por un tiempo en la ciudad de París, donde residía nuestro Libertador con su hija, yerno y nietas.
Precisamente, a raíz de esa cruenta revolución que costó el trono a LUIS FELIPE DE ORLEANS, el Gral. SAN MARTÍN informó al Gral. ROSAS, en carta del 2 de noviembre de 1848, acerca de su traslado a Boulogne-sur-Mer, en el Paso de Calais, sobre el canal de la Mancha:

“Mi respetado General y amigo:
Para evitar que mi familia volviese a presentar las trágicas escenas que desde la revolución de febrero se han sucedido en París, resolví transportar a este punto y esperar en él, no el término de una revolución cuyas consecuencias y duración no hay precisión humana capaz de calcular sus resultados, no sólo en Francia sino en el resto de la Europa…”. (Biblioteca Ayacucho, “San Martín – Su correspondencia (1823-1850)”. Editorial América-Madrid, 1919, pág. 159).
Útil será recordar también el inmejorable preparación político-militar del veterano combatiente de África, España y América, Gobernador-Intendente de Cuyo, Brigadier General de la Confederación Argentina, Capitán General de la República de Chile, Protector del Perú y Generalísimo de sus Ejércitos, quien – en su venerable ancianidad con achaques visuales, reumáticos, y estomacales – conservaba perfecta lucidez mental e intacta capacidad como estratega, acrecentada por la experiencia propia y ajena, a la cual recurrían permanentemente para ser asesorados numerosos estadistas europeos y americanos.
Además de las frecuentes visitas que le hacían parlamentarios, ministros y militares de diversos países europeos, es abundante el epistolario que ha quedado de su asidua correspondencia con jefes de Estado americanos y con sus viejos camaradas de armas. En esas invalorables piezas documentales han quedado señalados, desde sus mismos orígenes, los peligros que se cernirían más de un siglo después sobre las naciones que él emancipara.
Tiempo antes del primer estallido marxista el 30 de septiembre de 1846, cuando ya se gestaba la acción disociadora de los diversos socialismos, el Gran Capitán de los Andes escribía a so corresponsal chileno, DON MANUEL ANTONIO TOCORNAL, juicios valederos hasta nuestros días:

“Mi barómetro para conocer las garantías de tranquilidad que ofrece un país, lo busco en el estado de su hacienda pública y, al mismo tiempo, en las bases de su gobierno… en vano los ambiciosos y viciosos (gentes que todo lo esperan de un trastorno) tratarán de alterar el orden del país: ellos se estrellarán contra la masa de los intereses adquiridos y todos los hombres honrados, industriosos”. ( VÉASE: Biblioteca Ayacucho, ob. cit., pág. 105).
Varias de las primeras apreciaciones de la situación francesa y europea las volcó en sus frecuentes cartas al Presidente del Perú, el Mariscal RAMÓN CASTILLA, dilecto amigo suyo. Por aquel entonces, aquella República hermana era objeto de agitación revolucionaria que, si bien es cierto no era cierto imputable a los marxistas como en Europa, aplicaba técnicas subversivas que el General SAN MARTÍN había conocido con profundo desagrado, desde los motines de Andalucía en que asesinaron a su superior, hasta las sediciones que anarquizaron los flamantes Estados americanos. Por ello, n algunas misivas como ésta del 11 de septiembre de 1848, recién llegado a Boulogne-sur-Mer (Bolonia sobre el Mar), el Liberador enlaza la situación europea, que está viviendo, con la peruana que más puede interesarle al Gran Mariscal:
“… MINORÍA AMBICIOSA Y TURBULENTA.

“Por otra parte, yo estoy convencido de que las máximas subversivas que, a imitación de Francia, quieren introducir en ese país, encontrarán en todo honrado peruano, así como en el Jefe que los preside, un escollo insuperable. Más ruido hacen diez hombres que gritan que cien mil que están callados.
“Por regla general, los revolucionarios de profesión son hombres de acción y bullangueros; por el contrario, los hombres de orden no se ponen en evidencia sino con reservas; la revolución de febrero en Francia ha demostrado esta verdad muy claramente, pues una minoría imperceptible y despreciada por sus máximas subversivas de todo orden, ha impuesto, por su audacia, a treinta y cuatro millones de habitantes, la situación crítica en que se halla en este país.
“Las máximas de odio infiltradas por los demagogos a la clase trabajadora contra los que poseen; los diferentes y poderosos en que se está dividida la acción; la incertidumbre de una guerra general muy probable en Europa; la paralización de la industria y el aumento de gastos, la disminución notable de las entradas y la desconfianza en las transacciones comerciales, han hecho desaparecer la seguridad, base del crédito público.
“El porvenir inspira una gran desconfianza… donde todos los habitantes … desean ardientemente el gobierno del sable militar a caer en poder de los partidos socialistas.
“…lo que presenta más probabilidades en el es una guerra civil, la que será difícil de evitar a menos que, la que será difícil de evitar a menos que, para distraer a los partidos, se recurra a una guerra europea acompañada de propaganda revolucionaria; medio funesto, pero los hombres de partido no consultan sus consecuencias”. (VÉASE: Cnel. (R) RAÚL AGUIRRE MOLINA: “El Gran Mariscal del Perú RAMON CASTILLA y sus vinculaciones con el General SAN MARTÍN”. Buenos Aires, págs. 109/110).
En este último párrafo, un militar de profesión, nacido hace 200 años, predice la guerra revolucionaria que comenzó a aplicarse un siglo después en el extremo oriente y en el Asia sudoriental, afectando regiones de África y América.
En cuanto a los párrafos precedentes, es casi imposible pretender un diagnóstico más completo, que detalle los síntomas de una sociedad atacada por el bacilo marxista, síntomas que no han variado en los últimos 134 años…Tampoco varió el remedio “ardientemente deseado” del “gobierno del sable militar”.
Al Encargado de las Relaciones Exteriores y Guerra de la Confederación Argentina, Gral. DON JUAN MANUEL DE ROSAS, le ejemplifica la situación en la carta antes citada, con palabras que luego repite, tres días más tarde (5 de noviembre de 1848) al General F. A. PINTO de Chile:

“En cuanto a la situación de este viejo continente, es menester no hacernos la menor ilusión; la verdadera contienda que divide su población es puramente social; en una palabra, la del que nada tiene, trata de despojar al que posee; calcule lo que arroja de sí tal principio, infiltrado en la gran masa del bajo pueblo por predicciones diarias de los clubs y la lectura de miles de panfletos…
“…éste es el verdadero estado de la Francia y casi del resto de Europa…”.
Pocos meses después, se produce la “reacción formidable a favor del orden” que él preveía a favor del orden” que él preveía y, tal como acertadamente lo vaticino, sería por obra “del sable militar”. Así lo informa el Mariscal CASTILLA el 15 de abril de 1849, sintetizando en el primer párrafo los objetivos de la subversión y la caracterización del enemigo con sus actuales denominaciones: “terroristas, comunistas y socialistas”:
“El inminente peligro que amenaza a la Francia (en lo más vital de sus intereses) por los desorganizados partidos terroristas, comunistas y socialistas, todos reunidos en el único objeto de desquiciar, no sólo el orden y la civilización, sino también la propiedad, religión y familia, han contribuido muy eficazmente a causar una reacción formidable a favor del orden.
“La confianza comienza a manifestarse; sin embargo, se cree con fundamento que aún debe transcurrir antes de poder cicatrizar las heridas que la última revolución ha causado en la propiedad, industria y comercio de este país”. (VEÁSE: Cnel. RAUL AGUIRRE MOLINA, pág. 121).
El léxico y su certera precisión al emplearlo hacen pensar en un informe especializado de la actualidad referente a cualquiera de los países asolados por el marxismo.
Estos informes adquieren el ameno e ilustrativo lenguaje de una crónica periodística, en otra carta a CASTILLA fechada el 15 de julio siguiente, siempre confirmando sus predicaciones:

“En el transcurso de más de mes y medio, el aspecto de la Europa ha cambiado de un modo inesperado. Las revoluciones alarmantes de Sajonia, Gran Ducado de Baden y el Palatinado (en Alemania), han sido dominadas por la fuerza de las armas. Estos sucesos han adquirido a los Gobiernos de Alemania un ascendente moral y efectivo, encontrándose un sólido apoyo entre los hombres de orden y contra la propaganda de los anarquistas. La Italia, igualmente sumida toda ella por la toma de la capital de la Cristiandad, último punto en que se habían reunido los principales demagogos de la Europa, presenta un porvenir tranquilo.
“La Francia, con el golpe que los socialistas y demás partidos extremos han sufrido el 13 del pasado, presenta en el día más garantías de tranquilidad…”. (VEÁSE: Cnl. RAUL AGUIRRE MOLINA, pág. 128).
Pero así como se previó – sin errores ni omisiones – la sofocación de las primeras revueltas armadas “por el sable militar”, también vaticinó que tras esa derrota cruenta subsistirían la agitación y la propaganda marxistas, como medios de mantener vigente un estado de subversión cultural susceptible de desencadenar nuevas asonadas en el futuro, táctica que sigue aplicándose en la actualidad, en todo país donde el terrorismo haya sufrido un revés armado, como está sucediendo en nuestra Patria. Se lo hace notar al Presidente CASTILLA en su carta del 14 de noviembre de 1849:

“LA SITUACIÓN, en lo general, de este viejo continente, sigue en el mismo estado de agitación que anunció a Ud. en mi anterior…

“De todos modos, resta la gran cuestión del socialismo, cuestión vigente y que los hombres de desorden entretienen a las masas, tanto por los clubs como los millares de panfletos”. (VEÁSE: Cnl. RAÚL AGUIRRE MOLINA, pág. 119).

Luego de semejantes muestras de capacidad, pese a una salud física derruida por los años y los rigores de toda una vida espartana, no podrá caber duda acerca de la valía profesional, de la concepción estratégica global político-militar que distinguió a SAN MARTÍN a lo largo de su edad madura. El hombre que eligió llegar al Perú a través de los Andes y el Pacífico, seguía viendo claro el ajedrez de la política mundial, a pesar de sus gastados ojos con cataratas… Su memoria es un orgullo para la Patria que lo vio nacer, para las Patrias que él fundó y para la tierra acogedora que escogió como sepultura.

Sin embargo, en esa última nación, en este mismo año de su bicentenario, su Patria y su memoria han sido hostilizadas al extremo de negársele el derecho que tienen todos los fieles difuntos a que se recen misas por su alma. (Europa, 1978). Tal falta de justicia y de caridad cristiana, al igual que otras calumnias y villanías, fueron debidas a la orquestada campaña de “boicot” lanzada por terroristas prófugos, renegados de la Sociedad que no lograron esclavizar. A semejante conducta de infames traidores a la Patria la marcó a fuego el Libertador SAN MARTÍN con estas palabras en carta a ROSAS del 10 de julio de 1839, cuando Buenos Aires estaba bloqueado por naves extranjeras (francesas) y argentinos emigrados:

“LO QUE NO PUEDO CONCEBIR ES QUE HAYA AMERICANOS QUE POR UN INDIGNO ESPÍRITU DE PARTIDO SE UNAN AL EXTRANJERO PARA HUMILLAR A SU PATRIA. UNA TAL FELONÍA, NI EL SEPULCRO LA PUEDE HACER DESAPARECER”.
Esta sentencia inapelable de nuestro prócer máximo es acorde con su vieja recomendación de jamás dejarse esclavizar, contenida en su Bando de guerra publicado en todo Cuyo el 14 de agosto de 1815:

“ANTES DEBÉIS PREFERIR LA MUERTE QUE VOLVER A LA ESCLAVITUD QUE SE OS PREPARA SI LLEGAN A DOMINARNOS”, (VEÁSE Germán Berdiales: “Habla San Martín. Su vida y sus ideas a través de sus palabras”. Editorial Estrada, Buenos Aires, 1950. Parte I, cita 27).

Ante la cómoda tendencia a dar por terminadas las asechanzas subversivas al erradicarse el terrorismo, deberíamos tener enmarcada en lugar bien visible aquella antigua recomendación sanmartiniana, al igual que otra – muy oportuna, dadas las “presiones” extranacionales so pretexto de los “derechos humanos” – contenida en su oficio al Director de las Provincias de fecha 28 de enero de 1819:

“NO HAY RESPETO HUMANO QUE DEBA GUARDARSE CUANDO SE TRATA DE LA SEGURIDAD Y LIBERTAD AMERICANA”. (VEÁSE: Germán Berdiales, Parte Iª cita 132).

Es esta una verdad que debería ser axiomática para la Nación Argentina – cuna de tan grande hombre – y para toda nación que no desee, ni debilitar siquiera, la seguridad y los bienes de la libertad en este hemisferio occidental.

• Siempre previsor, SAN MARTIN entrevió, a mediados del siglo pasado, las tambaleantes jornadas de la revolución marxista; JUZGANDO críticamente a los SIBVERTORES del orden y enemigos de la civilización occidental.

• Diario Pampero tiene ya editados en 2007 y 2008, dos temas titulados: “CARTA POST MORTEN DE JOSÉ DE SAN MARTÍN”.

• Cátedra de la Argentinidad para DON ALFREDO TARRUELA que abrazó el pensamiento político de SAN MARTÍN. Dijo: “La historia liberal creó la leyenda negra respecto a España. SARMIENTO fue el principal propagandista contra la hispanidad, pues sabía que atacando a España atacaba el catolicismo. ROSAS y los CAUDILLOS fueron calumniados y se les despojó de sus títulos principales que ostentaban como creadores de la nacionalidad argentina, esto, la Argentinidad. El movimiento del revisionismo histórico por medio de sus historiadores, entre ellos, DON ALFREDO TARRUELLA, probado la falsedad y el fraude de la historia oficial liberal. Y se creó el mito de MARIANO MORENO, como más tarde se habría de crear el de RIVADAVIA, y el de SARMIENTO. Se erigieron próceres sin méritos para tan alta jerarquía y se cometieron los mayores injusticias contra los más puros valores de la argentinidad. El laicismo masónico y liberal necesitaba de estas figuras para ser triunfar el materialismo en el país, por medio de una enseñanza sin sentido moral con LANATA, ROMERO, O´DONNEL, PIGNA, CHUMBITA, GARCIA HAMILTON y los chatarreros, de siempre.

Editó Gabriel Pautasso
gabrielsppautasso@yahoo.com.ar
DIARIO PAMPERO Cordubensis nº 246.

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1 comentario:

Rafa Cab dijo...

Rosas fue un che guevara del siglo 19, fue el primer hitler argentino!

Viva el general urquiza!