miércoles, enero 28, 2009

¿Un judaísmo antisemita?



  1. Desventuras del judaísmo
  2. Sionismo, el hermano del nazismo
  3. Educación sionista para la “judeidad”     

 

1. Indudablemente el hecho de constituir una minoría religiosa no puede en ningún caso ser anormal, aunque en determinadas circunstancias se deban afrontar las inseguridades e Incomprensiones a que están a que están expuestas todas las minorías. La verdadera situación anormal es la que padecen las comunidades judías en manos del sionismo, fuente de todas las desventuras que hoy pueden afligir al judaísmo.

La primera gran desventura que sufren actualmente los ciudadanos de las diversas naciones del mundo que profesan la religión judía es que “en nombre de los judíos” y de “todos los ciudadanos judíos” “para todos los tiempos”. Esta es una de las suplantaciones que los sionistas practican con mayor ahínco para debilitar la fuerza no-sionista (cada vez más fuerte) de las comunidades judías de cualquier, adjudicando al Sionismo el derecho de hablar en nombre de todos los judíos. GOLDA MEIER, la ex canciller de Israel, lo expresado del siguiente modo: “ISRAEL (o sea el SIONISMO) está decidido a no ceder el derecho a hablar sobre cualquier tema judío. Si existen judíos en el extranjero que se sienten cohibidos por esta actitud, que sigan cohibidos” (London Jews Chronicle del 8 de abril de 1960). 

Y que dicen los sionistas cuando hablan en nombre de los judíos?

Dicen precisamente las cosas que constituyen las mayores DESVENTURAS del Judaísmo como religión humanística y universal.

Entre otras cosas, proclaman que “los ciudadanos de religión judía deben considerarse en los países de su nacimiento como en EXILIO permanente. Es el concepto del GALUT en virtud del cual un judío “será siempre extranjero” fuera de las fronteras de un Estado judío. Esto quiere decir que el ciudadano norteamericano, o argentino, o francés, o inglés, o alemán, o ruso, o coreano, o italiano, o español, etc., etc., de religión judía, debe considerarse siempre “extranjero” en su propia patria. Según las palabras de DAVID BEN GURION, padre de la Eretz Israel, el judío es, por naturaleza y destino histórico, “el hombre inasimilable”.

Cuando el sionista – según CLOVIS MAKSOUD en su artículo “El sionismo y los Judíos” – argumenta que el judío es “extranjero en todas partes,  excepto en un Estado Sionista”, se propone instilar constantemente en el judío una visión pesimista de la vida y de la sociedad. Una vez conseguido esto, logra atraer a su movimiento a un ser humano que es – en grado sumo – receloso, pesimista, egocéntrico, temeroso: que considera a la ideología sionista y al Estado Sionista como su único refugio y garantía para la existencia. El sionista lo asedia de mil maneras para convencerlo de que, fuera del círculo cerrado de esta ideología y de este Estado, no tiene garantías de sobrevivir, y, si las tiene, carece de toda oportunidad de una vida digna. La humanidad llega a representar para él solo los grados diversos de la enemistad, y, por lo tanto, tiene que tratarla desde ese estado anímico.

Por otra parte, es indudable que una ideología que se jacta de afirmar que “todos los judíos fuera del Estado de Israel son judíos en el exilio”, tiene que preconizar al mismo tiempo como postulado consecuente que la “asimilación” del judío en su medio ambiente nacional atenta contra su verdadera y permanente condición.

Y es precisamente el corazón de la filosofía de vida sionista su insistencia sobre la prevención de la asimilación de los judíos en la vida de cualquier país. El sionista NAHUM GOLDMAN lo expresa así: “La relativa seguridad física de la mayor parte del pueblo judío en el mundo de hoy es una de las muchas razones para el tremendo peligro de la asimilación”.

Por su parte, JOACHIN PRINZ , Presidente del Congreso Judío Americano dice: “Debemos guardarnos contra un rastrero proceso de asimilación y desintegración que pone en peligro la futura existencia del pueblo judío”.  

Como un preventivo contra la asimilación de los judíos en otras comunidades del mundo, el ya citado N. GOLDMAN propone vincular el Estado de Israel “tanto a la vida comunal como individual de todo judío en la Diáspora” ( es decir, en cualquier nación fuera del Estado de Israel).  

Pero, al mismo tiempo (y esto es lo que haría del Sionismo un gemelo del Nazismo, y lo que termina de clasificarlo entre las ideologías de cinismo político), si bien repudia la “asimilación” de las comunidades judías, les ordena a sus miembros sacar a la vez partido de su nacionalidad en el país de su nacimiento. (Esta nueva línea ha surgido luego de que los dirigentes sionistas comprobaron que el ESTADO DE ISRAEL jamás podrá subsistir sin la ayuda del exterior). Así, el sionista MORDECAI  KAPLAN, teoriza del modo siguiente en su libro: La civilización de Israel en la vida moderna: “Ninguno de nosotros debe imaginar que el Estado de Israel pueda negarse a ayudar en la construcción de una forma de vida nacional para el pueblo judío en los países en los cuales vive. Israel puede ser la fuerza organizadora, la fuerza educadora y estimulante, puede ayudar en el adiestramiento de maestros y de consejeros juveniles; puede continuar enviando emisarios para organizar la emigración y la educación; puede continuar pidiendo recursos y fomentando la conciencia del ideal común. Pero no puede reemplazar los esfuerzos independientes. Autoemancipación es el nuevo significado que el término debe ahora tener en los países prósperos”.

Y en otra parte enuncia la siguiente la siguiente, la extraña, y muy sospechada teoría:

“La noción e que la lealtad a un Estado impide identificarse con más de una nación, deberá, por consiguiente, ser desechada”.

 

2. El Nazismo – que, por paradoja, fue la mejor levadura con que contó el Sionismo para alcanzar su desarrollo entre las dos guerras mundiales – utilizó también el expediente del Antisemitismo (en forma de práctica activa) con la secuela de errores que registra la historia. Agitó el mito de la “odiada raza semita” y lo aplicó sin mayor análisis a las minorías alemanas de religión judía, siendo que estaban formadas en su casi totalidad por individuos de raza aria o eslava.

Pero no es sorprende porque ya los sionistas le habían dado – desde fines del siglo XIX – la oportunidad de hacerlo al crear ellos mismos el mito de que “los judíos son una raza” y que esa raza es la “semita”. Luego, con su sistema de fomentar el aislamiento de la minoría judía y de inculcar el sentimiento de de “superioridad de la raza aria”.

La semejanza entre el Sionismo y el Nazismo es tan grande que diríamos que son hermanos gemelos; y si la imagen no resulta muy propia es solamente porque el Sionismo precedió al Nazismo en casi medio siglo. Lo cierto es que ambas aberraciones políticas se han alimentado mutuamente. Ambos han demostrado que consideran a las tendencias y humanistas como enemigas de su causa; ambos han llevado a la perfección el adoctrinamiento compulsivo; ambos han fabricado mitos y puesto a su servicio los medios masivos de difusión; ambos han practicado la violencia en una escala sin precedentes en la historia del hombre.  

Y, como consecuencia, cada cual a su manera, ambos han montado en el mismo caballo: el “antisemitismo”. En efecto: el Sionismo se ha comportado con los judíos (a los que llaman “semitas”, víctimas de “antisemitas”) en una forma que – en cuanto a los principios éticos – nada tiene que envidar al nazismo cuyos excesos fomentó y aprovechó como “argumento moral”. Como escribieron los prosionistas hermanos KIMCHE (JOHN y DAVID KIMCHE, Both Side of the Hill: “la catástrofe hitleriana fue haber dado al sionismo de postguerra un argumento moral para la cual el mundo gentil no sabría hallar respuesta”. Y en otro pasaje: “Cuando la Armada Británica alejó de las costas de Palestina a los barcos colmados de inmigrantes judíos desplazados de la Alemania Nazi dio a los sionistas una gran arma moral”.

Por otra parte, un eminente judío – ERSKINE B. CHILDERS – revela: “Cuando durante la guerra el presidente Roosevelt estuvo considerando la factibilidad de ayudar a los refugiados judíos a radicarse en los Estados Unidos y otros países de América y Europa, se vio frustrado no por los ANTISEMITAS sino por los mismos SIONISTAS”. Otro judío eminente, ERNST L. MORRIS, señaló la magnitud de esa oposición a los esfuerzos del presidente Roosevelt a favor de los judíos desplazados, al hablar en la Sexta Conferencia Nacional Anual del Consejo Americano para el Judaísmo: “Mis amigos me alejaban – dijo entonces – de sus círculos cuando iba a discutir con ellos mi plan de ayuda a los judíos desplazados; y me advertían con toda franqueza: - Morris, eso es traición…Esta usted socavando al movimiento sionista…A lo que yo replicaba: - Sí, acaso esté haciendo eso. Pero yo estoy mucho más interesado en un refugio para medio millón, o para un millón de personas que vagan oprimidas por el mundo”.

Unser Tsait, publicación mensual del Labor Bund  judío, publicó en la edición de mayo de 1959 el artículo titulado: “Un documento secreto aceca de los judíos rumanos”, revelando cómo las organizaciones sionistas de los Estados Unidos habían tratado de influir sobre el senador judío JACOBO K. JAVITS de Nueva York para que no presentara un proyecto de ley destinado a admitir como refugiados a numerosos grupos de judíos rumanos, porque “la admisión de judíos rumanos en Estados Unidos interfería con su inmigración a Israel”.  

El mismo CHILDERS  sintetiza en este  increíble “ANTISEMITISMO” sionista en este elocuente resumen: “Cerradas de este modo las puertas de Occidente, la salvación de los judíos desplazados fue presentada al mundo como su sólo fuera única, desesperada y moralmente posible en,  y mediante, un Estado Judío en Palestina. Barcos que crujían bajo el peso de los judíos desplazados cargados a su bordo, fueron enviados a Palestina en la certeza de que serían devueltos; pero, como los KIMCHE soslayadamente lo admiten, el mismo retorno de  esos barcos agregaría un arma moral al ya preparado argumento moral”. También es un buen compendio de esta situación increíble lo que escribió en su Diario de Washington de 1946 RICHARD GROSSMAN, el campeón de la causa sionista en el Comité Anglo-Norteamericano de Encuesta: “Los sionistas son terribles…Su principal no es hacer salir con vida de Europa a los judíos, sino hacer entrar judíos en PALESTINA”. (Jewish Newslatter, Nueva York, 5 de septiembre de 1960).

Pero esto no lo dice todavía todo respecto a la alianza culpable entre el Sionismo y el llamado “ANTISEMITISMO”. La evidencia se completa con los hechos que demuestran cómo los sionistas son capaces de convertirse en decididos activistas antijudíos  (o “antisemitas”, según su mitología). Es otro escritor judío quien  nos proporciona el testimonio. Se trata de ALFREDO LILIENTAL, el autor de What PRICE israel? (¿Cuál es el precio Israel?, quien transfiere el siguiente pasaje de un artículo del jefe de redacción de Davar, órgano oficial del Mapai, partido gobernante en la época de BEN GURIÓN, DAVID:

“No me avergüenza confesar – dice – que si yo tuviera el poder, así como tengo la voluntad, escogería una veintena de jóvenes eficientes, inteligentes, decentes, consagrados, y ardiendo en deseos de ayudar a rescatar judíos, y los enviaría a los países donde los judíos viven absortos en una pecadora autocomplacencia, haciendo que los cubran de motes antisemitas del género de: “¡Judíos asesinos!”, “¡Judío, fuera de aquí!” , “¡A Palestina, judío!”. Puedo garantizar que, en términos cuantitativos, los resultados para la emigración a Israel desde esos países serían mil veces emisarios que han estado durante décadas predicando a oídos sordos”. 

Esto explica muchos extraños episodios divulgados de tiempo en tiempo por la crónica de las grandes urbes, por ejemplo Buenos Aires. Detrás de aparentes incidencias estála mayor parte de las veces la maquiavélica impostura de inspiración SIONISTA.  

  1. Es natural que una comunidad – cualquiera sea – cuyos miembros lleguen sentirse convencidos de que son extranjeros en el país en que han nacido, y que la asimilación en él es lo peor que pudiera ocurrirles, tienda ispo facto a aislarse del medio en que reside, a formar círculos cerrados, y a practicar un auténtico apartheid  o segregacionismo. Esto es precisamente lo que el sionismo trata de conseguir con mayor celo: cultivar lo que la “JUDEIDAD” en el seno de las comunidades. Distingamos ante todo que esta “judeidad” nada tiene que ver con la conciencia de profesar la religión judía y responder a las virtudes morales del Judaísmo. Para millones de fieles judíos que se encuentran integrados, satisfechos, optimistas, que se sienten progresistas, y que gozan de perspectivas razonables dentro de la sociedad de los países de su nacimiento, su “judeidad” es todo un asunto de fe religiosa y no de una identidad total de exclusiva naturaleza nacional o política. Para el sionista, en cambio, la “judeidad” es todo un largo proceso psico-intelectual que da como resultado la separación de la sociedad a que pertenece como ciudadano nativo y su esclavización mental al Sionismo. DAVID BEN GURIÓN plantea esto en los términos siguientes: “Al igual que el Estado de Israel (léase Sionismo) necesita del Pueblo Judío, éste necesita del Estado. El problema es: ¿Cómo asegurar larga vida a esta mutua atracción? Para este interrogante cabe una sola y única respuesta: la educación hebrea (israelí) para el Pueblo Judío de la Diáspora” (de todas las naciones del mundo fuera de Israel). Esta singular empresa cae sobre la Organización Sionista. Esta es su misión histórica en el mundo actual”.

Para el Sionismo este proceso de la “judeidad” debe ser inculcado a los niños desde temprana edad para “mantener – según HERBERT J. GANS, escritor norteamericano de religión judía, aunque antisionista – a los hijos de los judíos lejos del goyin, palabra hebrea que significa ganado, y que ahora se emplea para designar a los no-judíos”.  

Pero en cuanto esa reacción ocurre,  los Sionistas están prontos a atribuir los estallidos a la natural respuesta a una provocación permanente, sino al “BACILO DEL ANTISEMITISMO”, que – cómo ha dicho WEISSMANN – es congénito en todos los seres humanos no judíos.

     

     *La orientación y filosofía del tema estuvo a cargo de Gabriel Pautasso. La hechología a la revista”ULISES”, de Buenos Aires, Año II, nº 23, noviembre de 1966. p. 22-27. Artículo de JULES FORESTIER.

 

Estos hombres han influido decisivamente sobre nuestra época:

 

*KARL MARX nacido en Tréveris (Alemania); fallecido en Londres en 1883.

*SIGMUND FREUD. Nacido eb 1856 en Freiberg (Austria); fallecido en 1939 en Londres.

*ALBERT EINSTEIN. Nacido en 1879 en Ulm (Alemania); fallecido en 1955 en Princeton (EE.UU).

 

Cátedra de la Argentinidad: Ingeniero DON RAÚL SCALABRINI ORTIZ.

 

Editó Gabriel Pautasso

Diario Pampero Cordubensis nº 173

 

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