viernes, diciembre 26, 2008

El fenómeno socialista

Las conclusiones a que nos ha conducido el exámen del socialismo se ven así confirmadas por una serie de argumentos independientes. Formulemos dichas conclusiones:

a) La idea de la desaparición de la humanidad, y más exactamente del fin de todo el género, está presente en el psiquismo del hombre. El atractivo y el estímulo que ejerce varían en intensidad según las épocas y los individuos. La amplitud de su influencia nos obliga a suponer que todo hombre está más o menos sometido a ella. Se trata, pues, de una propiedad universal del psiquismo humano.
b) Esta idea no se manifiesta únicamente al nivel de las emociones individuales, aunque se diesen en un gran número de personas. Por el contrario, es capaz (a diferencia del delirio, por ejemplo) de unir a los hombres; es decir, que representa una fuerza social. El deseo de autodestrucción puede ser considerado elemento psíquico de DE TODA LA HUMANIDAD.
c) El socialismo constituye uno de los aspectos de esta tendencia a la autodestrucción, de este gusto por la Nada, y más exactamente su manifestación en el terreno de la organización de la sociedad. Las últimas palabras del “Testamento” de JEAN MESLIER (“TERMINARÉ SIENDO NADA) expresan, según una expresión favorita de FEUERBACH, “EL MISTERIO ÚLTIMO” del socialismo.

Después de haber tratado de comprender el significado exacto del socialismo, después de haber intentado superar sus aparentes contradicciones. Ver en el socialismo una de las manifestaciones de ese deseo de autodestrucción que todos llevamos en diversos grados, es comprender el deseo que tiene de descubrir las fuerzas que sostienen y fortalecen la personalidad humana: religión, cultura, familia, propiedad privada… es comprender, también, la necesidad que siente de reducir al hombre a un simple engranaje del mecanismo del Estado, de probar que no existe realmente más que como expresión de las fuerzas de producción o de los intereses de clase.
Ver en el hombre un instrumento al servicio de otras fuerzas permite, a su vez, comprender la psicología de los líderes socialistas; por una parte, su prisa en deshacerse de todo lo que les es propio para someterse mejor a las exigencias del movimiento (las declaraciones de PIATAKOV y TROTSKI hasta FIDEL CASTRO, HUGO CHAVEZ y EVO MORALES, y otros como el mismo NESTOR CARLOS KIRCHNER y su esposa CRISTINA ELIZABET FERNANDEZ, son elocuentes en este sentido.
Y, por otra, su debilidad y su cobardía en caso de derrota (ver las abjuraciones de Münzer y de Beukels, la “confesión” de Bakunin, la actitud de Zinoviev, de Bujarin y de otros durante los procesos, etc.). Y es que si el instrumento pierde su utilidad, no tiene ya razón de ser ni de sentido, por lo que se extinguen el valor y el entusiasmo que alimenta el corazón del hombre 8Bakunin, antes y después de su encarcelamiento, es un hombre bien distinto del que humillado, abatido, escribe su “Confesión”. Y Bujarín, declara, en ese grito del corazón que es su “Testamento”, que no hubo jamás la menor divergencia entre él y Stalin, borrando de un plumazo toda su pasada actividad y privándose él mismo del derecho a protestar contra su condena, pues, ello hubiere significado divergencia…).
Añadamos a todo esto las llamadas a la destrucción, el atractivo que ejercen las guerras, las crisis, e incluso la muerte y la idea de la Nada.
Los mismos hechos que nos han conducido a esta conclusión nos permiten descubrir el mecanismo que pone en acción al socialismo y, al mismo tiempo, contemplar cuáles son los caminos por los que actúa sobre las personas.
Indudablemente, estamos, ante todo, en presencia de un fenómeno cuyo objetivo no se pone de manifiesto de una manera consciente. Sólo pariendo del análisis metódico de la ideología socialista y no de las obras de tal o cual teórico, hemos podido llegar a la conclusión de que el socialismo está esencialmente animado por un deseo de autodestrucción. De hecho, los hombres suelen tener tan poca conciencia del fin hacia el que conduce el socialismo como el ruiseñor que canta en el árbol tiene respecto al porvenir de la especie. La influencia de una ideología está en función de las emociones que suscita y de las reacciones que provoca. Basta para convencerse ver el entusiasmo y el ardor de que dan prueba los militantes socialistas, la reserva de fuerzas en apariencia inagotables que los anima en lo más duro de la lucha, la hirviente actividad de los panfletistas, de los agitadores y organizadores a lo largo de la Historia. Y es que como el mecanismo fundamental de la ideología socialista se hunde en los dominios del inconsciente, la razón, la reflexión y el examen lógico de los hechos tienen un papel secundario. Las doctrinas socialistas se adaptan a las contradicciones con una facilidad que recuerda la forma de pensar primitiva, recuerda la forma de pensar “prelógica”, de la que habla Lévy Bruhl. Las divergencias y equivocaciones que experimentan no empañan en absoluto su eficacia.
El marxismo nos da, en esta sentido, un ejemplo sorprendente. Son numerosas contradicciones – cada una de las cuales bastaría para demostrar la inconsciente de una teoría que pretende ser científica – han sido subrayadas innumerables veces por eminentes pensadores. BERDIAIFEF, por ejemplo, piensa en la concepción del materialismo dialéctica es contradictoria porque atribuye una categoría lógica (es decir, no material). STAMMLER, por su parte, estima que existe una incompatibilidad entre un determinismo del proceso histórico postulado por marxismo y el llamamiento que hace los hombres invitándolos a actuar y, por lo tanto, a modificar el curso de la historia (que ya está determinado). S. BULGAKOV formula así este pensamiento: El pensamiento predice el advenimiento del socialismo como el astrónomo un eclipse de luna, pero orginiza el partido para realizar ese eclipse”.
Incluso la teoría de la plusvalia, que constituye el meollo del marxismo, ha sido pulverizada por los trabajos de la escuela austriaca, especialmente por BÖHM BAERK; la economía política rechaza esta teoría, pero el marxismo no le importa y sigue su conducta.
Igualmente asombrosa es la reacción del pensamiento marxista ante la experiencia histórica. Tenemos, por ejemplo, el caso del profesor RAPOPORT, de la Universidad de Michigan, que enumera, en un artículo, una serie de predicciones marxistas que se han visto desmentidas por los hechos. En consecuencia, se plantea la hipótesis de refutar la teoría marxista, hipótesis que, según él, seduce especialmente a quienes desconfían de toda teoría fundada en una concepción filosófica completa (es el caso de BERDIAIEFF, BULGAKOV, de JASPERS e incluso de TOYNBEE). Pues bien, pasando a las predicciones concretas, RAPAPORT reconoce de buena gana que la previsión relativa al empobrecimiento de los países capitalistas no se ha producido; sin embargo, a escala mundial, la distancia entre países y pobres no ha cesado de aumentar. Sin duda, - dice – “no hay que ver en ello necesariamente una confirmación de la visión marxista de la historia, aunque permite afrontar una nueva manera de comprender el marxismo conforme a las necesidades de nuestros tiempo”.
Todos estos rasgos nos indican todavía más en ver en la fuerza que anima al socialismo la manifestación de un INSTINTO. Las acciones instintivas revisten una coloración emocional y su realización procura un sentimiento de satisfacción que se transforma en una inquietud cuando algún obstáculo nos impide llevarlo a cabo. Los etólogos hablan incluso del “estado de entusiasmo” que suscita, por ejemplo, la defensa instintiva de lo que más se quiere. Instinto y comprensión son dos cosas incompatibles: si para alcanzar un objetivo determinado, un animal actuara recurriendo a la comprensión, no volvería a servirse de su instinto para llegar al mismo resultado. Los actos instintivos no se corrigen, no son producto del aprendizaje. De ordinario,la influencia del instinto se ejerce en detrimento de la capacidad crítica (como lo prueba el comportamiento de los enamorados), por lo que todo argumento destinado a contrarrestar sus fines resulta ineficaz.

Finalmente, el Gran Inqusidor expone así el objetivo final de esta vida:

“…ES PRECISO ESCUCHAR EL ESPÍRITU PROFUNDO, ESTE ESPÍRITU DE MUERTE Y DE RUINA, Y, PARA HACERLO, ADMITIR LA MENTIRA Y EL FRAUDE, CONDUCIR A SABIENDAS A LOS HOMBBRS A LA MUERTE, ENGAÑANDOLES DURANTE TODO EL CAMINO PARA OCULTARLES A DONE SE LES CONDUCE”.

(Varias veces en sus cartas, F. DOSTOIEVSKI declara que en la Leyenda del Gran Inquisidor había querido mostrar la base, la “SINTESIS” de las concepciones socialistas de su época. Véase Boyle – El Pasado, nº 15, 1 y 19).

IGOR CHAFAREVITCH fue testigo directo de una experiencia histórica sin precedentes: la que fue viviendo la U.R.S.S. Realiza un análisis exhaustivo del socialismo como fenómeno histórico, desde sus más remotos orígenes hasta nuestros días. Matemático de prestigio internacional galardonado con el Premio Lenin, miembro de la Academia de Ciencias. Afronta el tema del fenómeno socialista con lógica impacable y rigor científico.

Editó Gabriel Pautasso
Diario Pampero nº 150 Cordubensis.



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