jueves, julio 31, 2008

EL LEGADO DE SAN MARTÍN A NUESTRO TIEMPO

El 15 de julio de 1816, seis días después de firmada el Acta de la Independencia argentina, tuvo lugar en Córdoba, en las Sierras Chicas, en el pueblo de Saldan, cerca de la capital mediterránea, la famosa conferencia secreta entre PUEYRREDÓN y SAN MARTÍN, que ha sido considerado como un misterio y respecto de la cual se han hecho tantas suposiciones como comentarios.
Según unos, el General de los Andes iba dispuesto a hacer aceptar el proyecto por bien o por mal, intimando al Director.
Algunos han pensado que la influencia de la Logia LAUTARO, a la sazón medio disuelta, fue la que decidió a PUEYRREDÓN a ceder y otros aseveran que las claras demostraciones de SAN MARTÍN exponiendo su plan, determinaron esa resolución.
El mismo PUEYRREDÓN ha declarado en un documento solemne, de la época de su gobierno, el objeto deliberado que lo llevó a Córdoba, que “fue combinar los planes para rescatar a Chile de la dominación española”.
La verdad es que antes de verse en Córdoba, ambos estaban de perfecto de acuerdo, como se ha demostrado y que hacía cuarenta días que el Director había impartido órdenes terminantes en consecuencia (16 de junio), a fin de que se dirigieran a Cuyo los hombres y recursos necesarios para l expedición a Chile. Y lo más curioso es que SAN MARTÍN reservó su plan militar del Director, el cual solo le comunicó en vísperas de emprender su marcha a través de los Andes.
En una carta, de la fecha de la conferencia, que lleva unidas las firmas de SAN MARTÍN y PUEYRREDÓN, decía el primero a GODOY CRUZ:
“Me he visto con el dignísimo director que tan acertadamente han nombrado ustedes. Ya sabe V. que no soy aventurado en mis cálculos; pero desde ahora les anuncio, que la unión será inalterable, pues estoy seguro que todo lo va transar. En dos días con sus noches hemos transado todo. Ya no nos resta más que empezar a obrar. Al efecto, pasado mañana, partimos cada uno a su destino, con los mejores deseos de trabajar en la gran causa”. Al pie de esta carta, y junto a la firma de SAN MARTÍN, hay un reglón de PUEYRREDÓN saludando a GODOY CRUZ, que había sido el intermediario entre los dos, en prueba de que refrendaba los votos por la unión.
Así concluía el itinerario de SAN MARTÍN. “Llegue a Buenos Aires – dijo en la “Proclama a los habitantes de las Provincias del Río de la Plata, el 22.7.1820- y:
“desde entonces ME CONSAGRÉ A LA CAUSA DE AMÉRICA. Mis enemigos podrán decir si mis servicios han sido útiles”.
“Los americanos de la Provincias no han tenido otro objeto en su revolución que la emancipación del mando del fierro español, y pertenecer a una nación” (a TOMÁS GODOY, 24.5.1816). En febrero de 1822, cuando se disponía a marchar a Guayaquil para la entrevista frustrada con BOLIVAR, le decía al marqués de TORRE-TAGLE: “La causa del CONTINENTE AMERICANO me lleva a realizar un designo que halaga mis más caras esperanzas”. Y a FRUCTUOSO RIVERA, antes de partir de Montevideo, en abril de 1829, le señalaba que siempre estaría pronto a luchar en cualquier guerra americana donde fuese convocado. 2Si no lo hiciese – concluía – yo no sería digno de ser americano”. (ENRIQUE DIAZ ARAUJO, “Don José y los chacareros”, p. 304).
Muy bien lo expresa LEOPOLDO LUGONES: “Querer ser como Francia, Estados Unidos, Rusia, es no llegar a ese nunca, equivale a ser colono perpetuo, la adopción de la servidumbre. No hay más que un modo, y es ser como se es. Así lo dejó sentado nuestro GRAN CAPITÁN, aquel que infundió a la patria la animación inmortal en el soplo de la gloria. Un militar, señores míos, un militar devoto de la Virgen, por añadidura”. (LUGONES, LEOPOLDO. Rehallazgo del país).

DIARIO PAMPERO. Segunda época. Diciembre de la Navidad de 2008


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